Doromanía: el síndrome y obsesión por dar y recibir regalos

En una sociedad donde el acto de regalar es visto como un gesto de generosidad y cariño, existe un fenómeno poco conocido, pero profundamente intrigante: la doromanía. Esta condición, que se refiere a la compulsión de regalar de manera excesiva, va más allá de la simple generosidad.

Aunque puede parecer un acto benigno a primera vista, la doromanía puede tener raíces más profundas y consecuencias significativas para quien la padece. En este artículo, nos adentraremos en el mundo de la persona que regala mucho, explorando las causas, implicaciones y cómo identificar este comportamiento.

¿Qué es la doromanía o síndrome de la persona que regala mucho?

La doromanía es un término que se refiere a la compulsión o necesidad excesiva de dar regalos. Las personas que padecen este síndrome sienten una urgencia irracional de obsequiar cosas a otros, incluso si esto los lleva a problemas financieros o si los receptores no desean o necesitan los regalos.

Esta compulsión puede estar motivada por diversas razones, como la necesidad de ser aceptado, la búsqueda de reconocimiento o la intención de manipular a otros a través de regalos.

Es importante distinguir la doromanía de la generosidad normal o de actos ocasionales de dar regalos en exceso, como durante las festividades. La doromanía es una conducta constante y puede ser perjudicial para la persona que la padece.

La percepción de la doromanía en la sociedad

La doromanía, a lo largo de la historia, ha sido objeto de fascinación, estigma y debate en la sociedad. Su percepción ha evolucionado con el tiempo, influenciada por factores culturales, sociales y científicos.

En las primeras etapas de reconocimiento de la doromanía, la sociedad a menudo la veía como una simple debilidad de carácter o una forma de avaricia. Sin embargo, con el avance de la psicología y la psiquiatría, comenzó a ser entendida como una condición más compleja. Sigmund Freud, por ejemplo, exploró la relación entre las compulsiones y el inconsciente, sugiriendo que conductas como la doromanía podrían tener raíces más profundas en la psique humana.

En la era moderna, la doromanía ha sido objeto de numerosos estudios y análisis. Autores como Robert Cialdini han discutido cómo la sociedad de consumo puede fomentar comportamientos obsesivos relacionados con la compra, algo que se ve en su obra “Pre-suasión: Un método revolucionario para influir y convencer”. Por otro lado, la autora Juliet Schor, en su libro «The Overspent American«, analiza cómo la cultura de consumo y la comparación social pueden alimentar la doromanía.

El auge de las redes sociales ha añadido otra dimensión a la percepción de la doromanía. Plataformas como Instagram y TikTok, donde se exhibe el consumo y la ostentación, pueden exacerbar la necesidad de comprar y poseer, creando una presión social para seguir tendencias y estilos de vida específicos.

Sin embargo, también ha habido un movimiento creciente hacia la conciencia y la moderación en el consumo. Autores como Marie Kondo, con su enfoque en la «Magia del orden«, promueven la idea de que menos es más y que la felicidad no se encuentra necesariamente en la acumulación de bienes.

Historia y origen de la doromanía

La doromanía, también conocida como compulsión por comprar, no es un fenómeno exclusivamente moderno, aunque ha ganado mayor notoriedad en las últimas décadas debido a la globalización y el auge del consumismo. Su historia y origen se entrelazan con la evolución de la sociedad y la economía a lo largo del tiempo.

Antigüedad y Edad Media

Aunque no se identificó con un término específico, la idea de acumular bienes más allá de las necesidades básicas ha estado presente desde las antiguas civilizaciones. Las élites de sociedades como Egipto, Roma o China acumulaban riquezas y objetos de valor como símbolo de estatus y poder. Sin embargo, estas prácticas estaban reservadas para una minoría y no se asociaban con una compulsión en el sentido moderno.

Renacimiento y Revolución Industrial
Con el auge del comercio y la aparición de las primeras tiendas y mercados, la posibilidad de comprar y acumular bienes se democratizó. La Revolución Industrial intensificó este fenómeno, al hacer más accesibles productos manufacturados a un mayor número de personas. Aun así, la idea de comprar por el simple placer de hacerlo estaba limitada a ciertas clases sociales.

Siglo XX

El siglo XX marcó un punto de inflexión en la percepción y prevalencia de la doromanía. Con el auge de la publicidad, la creación de tarjetas de crédito y la globalización, el consumismo se convirtió en una característica definitoria de muchas sociedades. Fue en este contexto que los psicólogos y psiquiatras comenzaron a identificar y estudiar la compulsión por comprar como un trastorno en sí mismo.

En la década de 1980, el término «doromanía» comenzó a utilizarse en la literatura médica para describir a individuos que sentían una necesidad irracional y compulsiva de comprar, a menudo llevándolos a la deuda y al estrés emocional.

Era digital y actualidad

El siglo XXI, con el auge del comercio electrónico y las redes sociales, ha amplificado aún más la doromanía. La facilidad de comprar con un solo clic y la constante exposición a influencers y publicidad en línea han creado un entorno en el que la compulsión por comprar puede ser constantemente estimulada.

Causas de la doromanía: ¿por qué ocurre este síndrome?

La doromanía, muy cercana al trastorno de compra compulsiva, es un fenómeno complejo que puede tener múltiples causas. Aunque no es tan estudiada como otros trastornos compulsivos, se han propuesto varias teorías para explicar sus causas basadas en factores psicológicos, sociales y biológicos.

Porque pasa la doromania

Factores psicológicos

La psicología detrás de la doromanía es compleja y multifacética. Una de las teorías predominantes sugiere que la necesidad de aprobación y reconocimiento juega un papel crucial. Las personas que experimentan esta compulsión pueden estar buscando una forma de validación externa.

Al dar regalos, sienten que están fortaleciendo sus lazos sociales y obteniendo el reconocimiento que anhelan. Ellen J. Langer, en su estudio «The Psychology of Gift Giving», destaca cómo el acto de regalar puede estar vinculado a la autoimagen y la percepción de uno mismo en relación con los demás.

Además, el acto de regalar puede proporcionar un alivio temporal a sentimientos de insuficiencia o baja autoestima, creando un ciclo donde la persona siente la necesidad de continuar dando para mantener ese alivio.

Factores sociales

En muchas culturas, el acto de regalar está profundamente arraigado en las tradiciones y normas sociales. Desde cumpleaños hasta festividades, se espera que las personas den y reciban regalos.

Esta presión social puede ser abrumadora para algunos, llevándolos a excederse en este comportamiento. Russell W. Belk, en «The Social and Cultural Meanings of Gifts», explora cómo los regalos pueden ser vistos como una forma de establecer o mantener relaciones sociales.

En sociedades donde el estatus y la percepción pública son cruciales, la doromanía puede ser una respuesta a la necesidad de mantener una cierta imagen o estatus ante los demás.

Factores biológicos

Aunque la investigación en este ámbito es limitada, hay teorías que sugieren que la doromanía, como otros comportamientos compulsivos, puede tener raíces biológicas. Las irregularidades en ciertas áreas del cerebro o en los niveles de neurotransmisores podrían influir en la compulsión por hacer regalos.

Si bien no hay autores específicos que se destaquen exclusivamente en la investigación biológica de la doromanía, estudios sobre comportamientos compulsivos en general han sugerido que factores genéticos y neuroquímicos pueden desempeñar un papel en su desarrollo.

Implicaciones y consecuencias de la doromanía

La doromanía, entendida como una obsesión con hacer regalos, puede tener ramificaciones profundas en la vida de una persona. Aunque el acto de regalar es visto culturalmente como un gesto positivo, cuando se convierte en una compulsión, lleva a una serie de consecuencias negativas en diferentes áreas de nuestra vida.

Consecuencias económicas

La compulsión por hacer regalos lleva a gastos excesivos y, en casos extremos, a la ruina financiera. Las personas con doromanía pueden gastar más allá de sus medios, acumulando deudas y comprometiendo su estabilidad financiera.

Estos gastos impulsivos resultan en la incapacidad de cubrir necesidades básicas o de cumplir con compromisos financieros, como el pago de facturas o préstamos. A largo plazo, esto puede llevar a problemas más graves como embargos, bancarrotas o la incapacidad de obtener créditos.

Consecuencias emocionales

Desde una perspectiva emocional, la doromanía es una montaña rusa. Aunque el acto de comprar y regalar proporciona un alivio temporal y una sensación de euforia, a menudo es seguido por sentimientos de culpa, vergüenza o arrepentimiento. Sensaciones que ya abordamos en el post de por qué me siento mal cuando recibo regalos.

Esta oscilación entre la euforia y la culpa puede ser agotadora y llevar a problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión. Además, la constante preocupación por las finanzas y la percepción de uno mismo puede afectar la autoestima y el bienestar emocional general.

Consecuencias sociales

En el ámbito social, la doromanía puede afectar las relaciones personales. La necesidad constante de dar regalos puede ser malinterpretada por amigos y familiares, quienes pueden sentirse incómodos o presionados a corresponder de la misma manera.

Además, la falta de sinceridad percibida en los regalos puede llevar a tensiones y malentendidos, igual que cuando piensas en regalar algo que te regalaron o cuando has de pedir que te devuelvan un regalo. En casos extremos, las personas con doromanía pueden aislarse por temor al juicio o por la vergüenza de su comportamiento compulsivo.

Personas que regalan mucho: diferencias entre generosidad y doromanía

Regalar es una acción que ha sido valorada y promovida en muchas culturas a lo largo de la historia. Sin embargo, es crucial distinguir entre la generosidad genuina y la doromanía, una compulsión por hacer regalos.

La generosidad es un acto desinteresado que surge del deseo de hacer feliz a otra persona o de ayudarla. Es una cualidad que se manifiesta en acciones espontáneas, sin esperar nada a cambio. Las personas generosas suelen ser empáticas, considerando las necesidades y sentimientos de los demás antes que los propios.

Por otro lado, la doromanía es una obsesión con hacer regalos, impulsada no por el deseo de beneficiar a otros, sino por una necesidad interna. Las personas con doromanía sienten una urgencia irracional de regalar, independientemente de la situación o de la relación con el receptor. Esta compulsión no siempre está ligada a la emoción genuina o al deseo de hacer el bien.

Mientras que la generosidad se basa en el altruismo y la empatía, la doromanía tiene raíces más profundas en la psicología del individuo. La generosidad es una extensión del amor y la bondad, mientras que la doromanía es una búsqueda de validación o alivio de tensiones internas. Es esencial reconocer estas diferencias para entender las motivaciones detrás de los actos de regalar y para identificar y abordar posibles problemas subyacentes.

Cómo identificar a un doromaníaco

La doromanía, o la compulsión obsesiva de dar regalos, puede ser difícil de identificar a simple vista, ya que, en muchas culturas, regalar es visto como un acto de generosidad y amor. Sin embargo, hay ciertas características y patrones de comportamiento que pueden ayudar a identificar a alguien que sufre de doromanía.

Frecuencia de regalar: Mientras que es común dar regalos en ocasiones especiales o sin razón alguna de vez en cuando, los doromaníacos sienten la necesidad de hacerlo con una frecuencia inusual, incluso varias veces al día o semana.

Reacción ante la incapacidad de regalar: Si se les impide dar un regalo o no encuentran una oportunidad para hacerlo, pueden sentirse ansiosos, frustrados o incluso entrar en pánico.

Motivación detrás del regalo: A diferencia de la generosidad genuina, donde el acto de regalar está motivado por el deseo de hacer feliz a otra persona, en la doromanía, el acto de regalar es una necesidad personal, a menudo impulsada por la culpa, la necesidad de aprobación o el deseo de controlar.

 Reacción al agradecimiento: Cuando alguien agradece un regalo, la respuesta adecuada es crucial. Un doromaníaco podría sentirse incómodo o incluso molesto si no recibe el tipo de agradecimiento que espera. Lee más en este post sobre qué decir cuando te dan las gracias por un regalo.

Regalos inapropiados o excesivos: Los doromaníacos a menudo dan regalos que no son apropiados para la relación o la ocasión. Por ejemplo, podrían dar regalos caros a conocidos casuales o regalos íntimos a colegas.

Reacción a regalos inesperados: Recibir un regalo inesperado puede evocar una avalancha de emociones. Un doromaníaco podría sentirse amenazado o eclipsado si alguien más da un regalo inesperado, especialmente si sienten que su regalo no es tan bueno en comparación. Aquí es donde es interesante revisar el post de cómo dar las gracias por un regalo inesperado.

Patrones de comportamiento: Podrían intentar manipular o controlar a las personas a través de sus regalos, o usar los regalos como una forma de aliviar su propia culpa o vergüenza.

Tratamiento y manejo de la doromanía: ¿qué se puede hacer?

La doromanía puede tener un impacto significativo en la vida de una persona. Afortunadamente, hay enfoques y tratamientos disponibles para ayudar a las personas a manejar y superar esta compulsión.

  • Terapia cognitivo-conductual: La TCC es una forma de terapia que se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos. En el contexto de la doromanía, la TCC puede ayudar a las personas a reconocer los desencadenantes de su compulsión y a desarrollar estrategias para resistir el impulso de dar regalos de manera obsesiva.
  • Terapia de grupo: Participar en grupos de apoyo o terapia de grupo puede ser beneficioso para las personas con doromanía. Compartir experiencias y estrategias con otros que enfrentan desafíos similares puede ofrecer apoyo emocional y perspectiva.
  • Medicación: Aunque no hay medicamentos específicos para tratar la doromanía, algunos medicamentos utilizados para tratar trastornos obsesivo-compulsivos o de ansiedad pueden ser efectivos. Es esencial consultar a un médico o psiquiatra para discutir las opciones de medicación.
  • Educación financiera: Dado que la doromanía puede tener graves consecuencias económicas, la educación financiera puede ser una herramienta valiosa. Aprender a establecer un presupuesto, gestionar el dinero y evitar deudas puede ayudar a las personas a controlar su compulsión por dar regalos.
  • Mindfulness y relajación: Practicar mindfulness o meditación puede ayudar a las personas a ser más conscientes de sus impulsos y a desarrollar habilidades para manejar la ansiedad o el estrés que puede desencadenar la doromanía.

Es importante reconocer que cada persona es única, y lo que funciona para una persona puede no ser efectivo para otra. Por lo tanto, es esencial buscar ayuda profesional y explorar diferentes opciones de tratamiento para encontrar la más adecuada.

La persona que regala mucho, a menudo etiquetada bajo el término «doromanía«, nos recuerda que detrás de cada comportamiento hay historias, motivaciones y emociones que merecen ser comprendidas. Es esencial que, como sociedad, nos acerquemos a estos temas con empatía y un deseo genuino de entender.

Si conoces a alguien que muestra signos de doromanía o simplemente te ha llamado la atención este fenómeno, te invitamos a compartir tus pensamientos y experiencias en los comentarios. La conversación enriquece nuestra comprensión y puede ser el primer paso para ayudar a alguien.

Si este artículo te ha parecido útil o interesante, no dudes en compartirlo en tus redes sociales y extender el conocimiento sobre este intrigante comportamiento.

Gema Ríos Román

Solo hay una sensación mejor que recibir un regalo especial: regalar algo a alguien y ver que has acertado de pleno. Esa gratificación de alegrar el día de alguien con un regalo cuidadosamente seleccionado es lo que ha impulsado mi trayectoria en el mundo de los regalos.

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